Basilica paleocristiana de Ciutadella


Coneixem de l'existència d'aquesta basílica a partir d'uns vestigis trobats el 1918. La notícia de la troballa la reproduim a la imatge del diari Iris de Ciutadella. A continuació copiam el text aparegut al suplement del mateix diari en 1935.
Sobre unos vestigios
Ya que en varias ocasiones, y por las personas que se dedican a la investigación histórica y a los estudios arqueológicos, se ha hecho notar la posibilidad de que la antigua población romana se hallara emplazada en diferente sitio de donde se encuentra actualmente Ciudadela, con alguna probabilidad, más al oeste y en los terrenos comprendidos entre el camino de Baix y Paseo de San Nicolás, (en la actualidad de la República Argentina), o sea en la orilla sur del puerto, vamos a aportar nuestra modesta y pobre colaboración al esclarecimiento de este asunto atreviéndonos a rectificar o ampliar las referencias que a este respecto da el ilustrado investigador y venerable maestro Rdo. D. Rafael Bosch Ferrer, Pbro., en el «Apéndice» de la obra del historiador D. José Cavaller Piris, «Iglesia y Ex-convento de Ntra. Sra. del Socorro», puesto que ocularmente pudimos ver, al ser descubiertos en 1918, al verificar las obras de ensanche del camino de Baix algunos de los vestigios mencionados en dichos «Apéndice» y obra.
Es posible, y así lo suponemos, que los que vimos en aquella fecha, fueran, en parte, los descritos en la pág. 124 de la citada obra, y señalados con las letras (e) y (f), pero el sitio donde estaban emplazados los que tuvimos ocasión de ver, estamos en la creencia de que difiere algo del apuntado, como también algunos de los detalles.
Si no nos engaña la fidelidad de nuestra memoria y los apuntes que conservamos no están equivocados, terminaban un poco antes de llegar a la línea de la pared norte de la única casa qué en aquella fecha había edificada en el sitio de referencia, propiedad, en aquel entonces, de D. Bartolomé Bagur, y ahora de sus herederos.
Formaban los dos grupos mencionados (e) y (f), un todo homogéneo, o sea, al parecer, la planta de parte de una casa. Primeramente y comenzando por el lado este, había dos mosaicos casi completos y muy bien conservados, cuadrangulares o cuadrados, casi de iguales dimensiones uno de otro, aproximadamente de unos 300x300 centímetros, o algo más, es decir, del tamaño de una habitación corriente o regular.
Estos mosaicos, al lado uno de otro, de este a oeste, el primero era de piedras pequeñas algo bastas, blancas, negras y rosadas, formando dibujos en forma de ese, desde el centro a los ángulos. La forma de las piedras era, por lo regular, más o menos cuadrada.
El otro, situado al oeste del descrito, era de piedrecitas muv pequeñas, de forma ovalada y color blanco, con dibujos por el estilo del anterior, pero menos complicados, formados de piedrecitas cuadradas, negras, de tamaño algo mayor que las blancas. Se comprende, por la mayor finura del mosaico, que esta habitación era más principal y que la anteriormente descrita sería más secundaria.
Guardamos unas muestras de las piedrecitas de uno y otro mosaicos, para confirmación de lo expresado, y consideramos una verdadera lástima que no pudieran conservarse los dos enteros.
Al sur de dichas habitaciones estaba la pieza secundaria, «cuadrangular, de unos 140 x 120 centímetros, formado — el mosaico— por pequeñas piedras blancas», descrita en la mencionada letra (e), pág. 124; al lado oeste, y después de los dos mosaicos principales, bajaba, a unos 120 centímetros, «una escalera compuesta de tres peldaños, habiendo a cada lado, del último de ellos, un fragmento de columna, cuyas molduras denotaban pertenecer a la parte inferior respectiva de dichas columnas, que acaso se levantaría a los mismos extremos del indicado escalón», debiendo hacerse notar que muy cerca del lado norte, separada de su base, se hallaba parte de la columna que dicha base debía sostener.
Al nordeste de los restos aludidos, y a corta distancia de ellos, se hallaban varias piedras sillares, de unos 130 centímetros de largo por unos 40 centímetros de ancho y grueso.
A unos dos o tres metros al oeste de la escalera había «un hoyo rectangular, de unos tres metros de largo, situado de norte a sur, y poco más o menos de uno y medio, tanto de ancho como de fondo, cortado en la roca del subsuelo, y revestido su interior de revoque, con dos canales de piedra, una, la del sudeste, para entrada del agua, y la correspondiente al nordeste, para el desagüe, teniendo cerca de uno de los lados una artística ánfora y en el otro un pavimiento de dos grandes y gruesos sillares»
Hasta aquí la descripción de los vestigios que tuvimos ocasión de ver en la fecha indicada (1918), los que siendo, probablemente, como hemos dicho, los mismos a que se refieren los apartados (e) y (f) de los mencionados obra y «Apéndice», en lo que coinciden exactamente, nos hemos limitado a copiar, señalando lo reproducido con comillas; pero al mismo tiempo nos hace dudar de ello, al afirmarse en la página 126 (obra citada), que la pared oeste del patio de la casa de D. Juan Portella, se levanta sobre el peldaño inferior de la escalera (e), quedando en la incertidumbre de si serían las plantas de dos casas diferentes, ya que el sitio en donde nosotros considerarnos emplazados los vestigios, está algo más al oeste de la casa del Sr. Portella.
Probablemente el mosaico a que se refiere el suelto de «El Iris», citado en la mencionada obra, publicado el 14 Diciembre de 1915, en el número 1708, debe ser el mismo, antes de extraerse las tierras, cuando solamente se veía una parte, y el que tuvimos ocasión de ver una vez apartadas las tierras que impedían contemplarlo en toda su extensión, lo que permitió descubrir los dos mosaicos grandes completos y el pequeño perteneciente a una habitación secundaria.
Son varias las monedas halladas en «Es Trabuchs», sitio o terreno en donde se hallan estos vestigios, todas de cobre, romanas, exceptuando una de plata, que tenemos ea nuestro poder, muy bien acuñada, de M-Ximino Pío, con la efigie de dicho emperador y con las siguientes leyendas; Anverso; IMP MAXIM1NVS PIUS AVG. Reverso: FíDES MILITVM.
También al procederse al ensanche del camino de «Baix», en 1918 y al hacerse el acarreo de tierras desde los citados terrenos hacia el oeste del mismo camino, fué hallada una moneda de cobre, árabe, que tenemos en nuestro poder, sin clasificar.
Es muy lamentable que por desidia o negligencia no fuera aprovechada la oportunidad, antes de que dichos terrenos fueran edificados, para hacer en los mismos una seria investigación, por personas competentes, y que todos los objetos encontrados, y los datos y planos precisos no pudieran conservarse para testimonio de lo que fuera nuestra población en épocas remotas y en tiempos casi desconocidos de nuestra historia.
Por esto vemos con gusto la formación de una Junta que cuide de la conservación de nuestros tesoros artístico-arqueológicos y la fundación de un Museo Municipal, en el que puedan ser depositados todos los objetos dignos de conservarse, a fin de que el pueblo, viéndolos, tome también interés en guardarlos y en aumentar su número, evitando que sean destruídos por ignorancia, o que pasen a manos extrañas por egoísmo.
Rosa Gornés Aloy, Ciudadela, Abril de l.935

Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada